Más allá de los colores-luz

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El modelo al que llegué en la primera entrega daba como resultado una gama de colores no nueva. Lo validaba diciendo que eran los mismos colores del arco iris.

Aunque no planteé ninguna pregunta, ese modelo daba paso a cuestiones que no están resueltas. Por ejemplo, si esos son todos los colores que la luz tiene, ¿cómo puedo apreciar más colores de los que están ahí? Si no existe la luz negra, ¿cómo veo objetos de color* negro?

La respuesta que he encontrado a la penúltima pregunta es la siguiente: «hay otras propiedades de la luz que son codificadas por nuestra mente como colores o con un color-mental*». Así, cuando no hay luz, no percibimos ninguna propiedad de la luz. Pero nuestra mente percibe el negro o, dicho de otro modo, el color negro de nuestra mente es usado para representar la ausencia de luz.

Voy a demostrar, en las lineas venideras, que en la luz hay diferentes propiedades al color-luz* que nuestra mente representa también con colores. Para ello haré uso de un hecho que cualquiera puede observar cotidianamente o casi en cualquier momento.

Imaginemos la frecuente situación siguiente. Estamos en una habitación preferiblemente iluminada con la luz natural. Miramos uno de los pilares y veremos 3 colores, tantos como caras visibles tiene el pilar. Esos tres colores distintos se diferencian en su oscuridad. La cara que está enfrente de la ventana, por donde entra la luz, será la más clara de las tres. Junto a ella otra más oscura y, finalmente, la opuesta a la primera, que será la más oscura de las tres.

El hecho descrito anteriormente se encuentra con una gran facilidad de ocasiones. Las sombras son también un hecho parecido, pero son diferentes porque en el pilar una de las caras es más oscura sin que nada/nadie le tape la luz.

Si reflexionamos un momento nos daremos cuenta que no se debe a la pintura del pilar, ni al color de la luz, ambos mantienen el mismo color. Entonces la diferencia reside en una propiedad diferente al color de la materia y al color de la luz.

Si seguimos recapacitando nos daremos cuenta que la diferencia puede estar en dos peculiaridades, el ángulo de incidencia y en la cantidad o calidad de luz que llega a cada zona. Si afirmo: la sombra se debe a que disminuye la cantidad de luz que llega a esa parte trasera del objeto respecto de la origen de la luz, no estaré diciendo ninguna falsedad. Es más, creo que el lector también estará de acuerdo conmigo.

Siguiendo en el pilar, la parte trasera al lado más claro es más oscuro debido a una sombra. Sin embargo ¿por qué la cara que enlaza estas dos tiene un color intermedio? Si me muevo, esta propiedad sigue manteniéndose. Hecho que lo hace más curioso.

Una respuesta que me satisface bastante dice que: «ese color intermedio se debe, no al ángulo de incidencia de la luz sobre la materia, sino a que los rayos que iluminan esa parte son residuales». Por rayo residual, quiero expresar rayos indirectos, que han iluminado otras zonas primero y luego vuelven a incidir en esa cara. Los rayos son más débiles entonces.

De ese modo, la sombra cuando no es total, es diferente al negro absoluto y se debe a que hay otros rayos de luz que inciden sobre esa zona iluminándola de forma más débil. Esto concuerda en que ambos hechos den como resultado el mismo color-mental. Van ligados a la cantidad y calidad del rayo.

Por tanto, tenemos que, el conjunto de los colores-luz es menor que el conjunto de los colores-mentales.

El color-mental

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