España es un país de hostelería expandida debido a su turismo y sus costumbres. Por ello, es fácil observar que los restaurantes sirven el pan caliente. Ello, lamentablemente, equivale a decir que la masa del pan era congelada en el mejor de los casos. De ahí que me pregunto, ¿por qué esa costumbre está de moda?
La respuesta la tenemos en las matemáticas y en algunas observaciones que te comentaré seguidamente. Por un lado, hay cierta competitividad que exige precio y servicio. Así, cuando una empresa encuentra una mejora baja el precio, las demás se ven obligadas a hacer lo mismo o a superar ese avance.
Por otro lado, para resolver el problema de las previsiones de venta de pan matemáticamente se necesita de un experto avanzado y no es frecuente encontrar profesionales que ofrezcan este servicio por muy poco. Por tanto, no podemos aplicar Teoría de Stocks ni Series Temporales por el simple hecho de que no es rentable.
Lo que nos lleva a que a falta de una matemática sencilla es mejor comprar un congelador, adquirir grandes cantidades de pan e ir sirviendo bajo petición. Creo que si se ha puesto de moda es porque a más de un restaurante le ha funcionado. Pero ¿hemos resuelto el problema? ¿Hemos conseguido “congelar” las matemáticas?
En la facultad, cuando aprendía esas teorías, me indicaban que las grandes empresas las usaban. Así ciertos periódicos se ayudaban de las Series Temporales y algunas fábricas de la Teoría de Stocks. En estos casos se lleva por defecto una contabilidad al mínimo detalle. También se da que el hecho de ahorrar un poco, se convierte en mucho debido a las numerosas unidades que manejan.
Hasta ahora he ofrecido un análisis mecanicista porque he tratado a la empresa pequeña y la grande como entidades inconexas, pero no es así. Una visión sistémica nos obliga a estudiar la conexión entre ambas. La relación más directa para nuestro caso es que la empresa que sirve el pan en masa congelada al restaurante es grande. Ella sí dispone, o debería, de un equipo conocedores de estas técnicas. Así que deberían reducirse los congeladores, ya que a ambos les conviene unirse para resolver esta tarea. Sin embargo, empiezo a ver más de un congelador en los restaurantes y en las empresas grandes invertir más en Big Data; otro “congelador de las matemáticas”.
Dicho lo anterior, me temo que hemos decaído. Creo que nos hemos hecho menos previsores y más ignorantes por el uso de las máquinas, ya que en ambos casos estaremos usando más energía para no malgastar la invertida en producción. Aunque no he hecho las cuentas, sé que no es sano no usar la cabeza.
Así que, pienso que está bien que las máquinas nos ayuden, siempre y cuando no nos olvidemos que la responsabilidad es nuestra, las consecuencias las sufrimos las personas y, por ello, tenemos que supervisar a la máquina. Por tanto, la solución no pasa por “congelar las matemáticas”, sino por aprenderlas, ayudarnos entre nosotros y usar nuestra intuición para restar nuestra dependencia de la máquina.