El diagnóstico de la exclusión social es un punto de avance en la actualidad, es decir, se está trabajando hoy en día en cómo detectar la falta de inclusión. Ello se debe a que mejorar en esta dirección nos lleva a un mundo mejor. De hecho, es lógico decir que el mundo está más desarrollado cuanto más reconciliado esté consigo mismo.
En términos de Darwin, lo dicho anteriormente se traduce en que una misma sociedad tiene mayor posibilidad de supervivencia cuantos menos individuos sean excluidos de los factores que posibilitan la vida. Ello incluye el hecho de no confundir la diversidad con la marginación. Cada uno tiene derecho a vivir de forma diferente sin que ello suponga ningún tipo de exclusión.
En tiempos remotos –o no tanto– existía la esclavitud; una mala praxis social porque empeoraba nuestra resiliencia humana. Apartar a un grupo de la libertad des del nacimiento es impedir un factor vital a dicho grupo o colectivo. La libertad en sí no es un lujo; es un estado en el que se encuentra todo aquel humano fuera de la civilización y al que tenemos que sobrevivir. ¿Qué le sucedería a la última pareja de la civilización mundial superviviente a un holocausto? En caso de que estuviéramos aislados completamente deberíamos aprender a gestionar nuestra libertad y para ello ¿qué mejor que ser libre desde el inicio de la vida de cada uno?
La historia ha demostrado con batallas y guerras que una sociedad con esclavos no es más fuerte que una sin ellos. Pero me pregunto: ¿hay alguna manera menos atroz para aprender a mejorar la resiliencia? Sí, el diagnóstico es una entre otras. Si fuésemos capaces de detectar qué factores nos debilitan incluso cuando no tenemos experiencia histórica, tendríamos una manera menos salvaje para aprender.
Preliminares
Primero, antes del diagnóstico, debemos saber cuándo algo nos debilita. Para ello, un factor que debemos tener siempre presente es nuestra necesidad de disponer a nuestro alcance los factores vitales o, como decía antes, los factores que posibilitan la vida. Sin estos factores hemos de reconocer que nuestra vida no es posible.
El acto de humildad anterior, ya que supone reconocer un límite intransferible, nos abre las puertas a reducir el problema de la supervivencia a un problema de saber manejar los factores vitales. Ello significa desechar la idea de intentar sobrevivir a una carencia de algún factor vital.
Por ejemplo, es frecuente encontrar a niños en las piscinas jugando a ver quien permanece más tiempo bajo el agua sin llegar a ahogarse. Esto es solo un entrenamiento, pero queda claro que de por vida no podemos durar mucho bajo el agua. Por ello, que entrenarse a no ahogarse es un mero pasatiempo, pero nunca puede convertirse en una condición social.
Los demás factores vitales les sucede lo mismo, aunque no acaben de inmediato en una tragedia. Una privación de la libertad desde nacimiento no te mata, pero, como hemos visto, te incapacita para sobrevivir en un mundo sin civilización. Por ejemplo, si una pareja (mujer y hombre) de esclavos fuesen inmunes a una epidemia poco se puede esperar de ellos para que regenerasen a toda la sociedad.
En resumen, un diagnóstico de grupos excluidos de algún factor vital es una forma de fortalecernos socialmente. No me cabe duda de que hay más opciones para mejorar la resiliencia, pero en este post me centraré en el diagnóstico que, luego, deberá ir acompañado de otras acciones para alcanzar la plena inclusión: la sociedad que se acepta a sí misma.
Aprendiendo del Informe Científica en Cifras
Por un lado, pocos dudaremos que el salario es un factor vital para todo individuo. De hecho, representa el fruto recogido del trabajo diario. Si a un grupo social se le priva del trabajo o del derecho a cobrar por su labor, se le está privando fuertemente de la posibilidad de sobrevivir. Ello nos conduce a: una persona menos para sobrevivir, una sociedad más débil.
Por otro lado, la ciencia supone otro factor vital para los individuos porque nos enseña a encontrar soluciones a los problemas que la naturaleza, la casualidad, etc. o, como se suele decir, la vida nos impone. Por tanto, el derecho a la ciencia es un factor que facilita la vida y mejora la resiliencia social, a nivel individual y global.
Llegados a este punto, les presento un informe: el Informe Científicas en Cifras. Este pone de manifiesto que hay un grupo social que se le restringe el derecho al mundo laboral científico, es decir, si quieren dedicarse a la ciencia lo tendrán más difícil que otros. Este grupo se puede cuantificar como la mitad, ya que acoge a toda nuestra parte femenina: las niñas y las mujeres. ¿Qué sentido tiene esto hoy en día? Ninguno.
El reciente 11 de febrero se celebró el Día Internacional de la Niña y la Mujer en la Ciencia donde se pretende fomentar o contrarrestar esta realidad contemporánea. El año pasado, en ese mismo día, se publicó el Informa Científicas en Cifras 5 edición (ver aquí). La periodicidad de este informe es bianual.
A continuación, después de leer este informe que está lleno de datos y estadísticas voy a comentar lo que he aprendido. He extraído la información de manera que pueda trasladarse a otros colectivos. Quiero dar las gracias por ese empeño en demostrar que no es una mera percepción subjetiva lo que les sucede a las mujeres y a las niñas.
Principio de igualdad
Toda persona debe tener las mismas probabilidades de formar parte de cualquier sector social. Ello implica que todo grupo social o colectivo debe tener las mismas probabilidades para formar parte de cualquier sector. Esto último se puede medir a través de la probabilidad condicionada. Tal vez puede parecer difícil, pero es intuitivo.
Por ejemplo, dado un grupo social, debe tener la misma probabilidad que otro grupo social en llegar a cierto sector. Si entre los hombres matriculados en primero de alguna carrera solo la terminan el 23%, el mismo porcentaje debería ser para la mujer. Claro, los porcentajes pueden tener un margen de variación o, dicho de otro modo, no deben ser significativamente distintos.
La idea anterior no es más que aplicar el concepto de probabilidad condicionada. Veamos, primero son los casos posibles (todas matriculaciones en primero son los casos posibles) y luego vienen los casos favorables (todas las graduaciones). Posteriormente, vienen las condiciones, es decir, si se siente hombre o mujer.
P(A|B) = P(A∩B)/P(B)
Una vez se tienen los resultados contables de las matriculaciones y las graduaciones en cada carrera, este cálculo es sencillo y al alcance de una calculadora. Por tanto, este principio nos permite detectar donde hay un grupo social marginado. Esta detección es no unívoca, es decir, si se da la diferencia significativa, hay exclusión. Pero si se da la exclusión puede que no se dé la diferencia significativa. Hemos avanzado un poco, aunque debemos seguir en el propósito.
Principio de diversidad
Toda persona tiene derecho a elegir quien quiere ser. Ello implica que todo grupo social o colectivo tiene la misma diversidad de gustos. Dicho en palabras más coloquiales es lo mismo que decir que en todos los sitios hay de todo. Si además, somo iguales, las proporciones se mantendrán. Esto también se puede medir.
Este principio es uno de los motivos de desigualdad para que la ONU se movilice cada 11 de febrero. Ellos lo expresan así (leer aquí 2020)
A pesar de que la participación de las mujeres en las carreras de grado superior ha aumentado enormemente, estas todavía se encuentran insuficientemente representadas en estos campos.
ONU 2020
Este principio puede verse afectado por el fomento de la no participación en una actividad para un grupo social. Fomento que puede parecer invisible. Veamos el caso de las niñas y la ciencia. Se sabe que muchas pupilas a medida que crecen dejan atrás la idea de ser científicas porque la ven una actividad propiamente masculina. Esta visión subjetiva está totalmente inculcada por la sociedad para que no elijan la ciencia entre sus prioridades. Por lo que supone una exclusión implícita o invisible en el sentido de que no te dicen que no formes parte del sector científico, pero se las apañan, conscientes o inconscientes de ese hecho, de que no quieras formar parte de la ciencia.
El techo de cristal
El techo de cristal es una forma de expresar que se da la exclusión de manera escondida al acceder a altos cargos. Esto ocurre cuando una y otra vez se intenta ascender y no se puede. Nuestra capacidad autocrítica nos dirá que es culpa nuestra. Pero si observamos a nuestros iguales, a los que pertenecen a nuestro grupo social, que no pueden ascender, entonces entiendes que hay un techo invisible en nuestro exterior que nos incapacita para el ascenso y no es culpa nuestra.
Este informe pone de relieve que sí, hay mujeres que han ascendido, pero no de manera equilibrada, es decir, no se da la igualdad de posibilidades. No es cierto que las mujeres no se presenten ni es cierto que las mujeres sean inferiores delante del ascenso. Hay una herencia desigual que debemos corregir como comentaba en este post anterior.
Conclusiones
Para finalizar resumiré lo que he aprendido de leer el Informe Científicas en Cifras. Primeramente, sí es posible en algunos casos determinar cuándo un colectivo social está siendo excluido de sus derechos o sus factores vitales. Esta vez, se consigue mediante la medición de ciertas variables que nos permiten ver si los principios enunciados están siendo coaccionados.
Los principios de los que hablo son: el de igualdad y el de diversidad. Sinceramente, me encantaría encontrarlos en algún libro de sociología, pero es el sentido común quien me conduce a confiar en ellos como todo principio se merece y espero que tú también les des el valor de verdadero.
En segundo lugar, si sospechamos de un techo de cristal deberemos ver si tenemos las mismas posibilidades para ascender como colectivo comparándonos con otro colectivo. No basta con ver casos afortunados que sí lo consiguieron.
Para finalizar, al igual que las piedras de la imagen del post todos somos diferentes y todos somos iguales. La belleza del grupo social no reside en su aislamiento ni en su uniformidad sino en la posibilidad de integrar a gente de cualquier “color”. Mejoremos nuestro mundo y busquemos grupos unidos y diversos, en vez de grupos uniformes y enfrentados.
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