Matemáticas: una forma diferente de pensar

A lo largo del año hay varios días de Pi y hoy es el oficial, el 3–14 según notación anglosajona. Para celebrarlo, me propongo contar una anécdota familiar donde interviene dicho número y, además, se concluye que las matemáticas son una forma diferente de pensar. Espero que le guste y que abra el debate.

Voy a ir a 1912, año en que nació mi abuelo: padre de mi padre e hijo de carroceros y familiar de ebanistas. Ello le permitió aprender las «artes de la madera» y un poco la técnica del herrero. De su historia, llama la atención que alrededor de sus 8 años tuvo que dejar la escuela al igual que muchos niños de la misma edad; era una costumbre.

Su escasa estancia en la escuela le permitió aprender un poco a leer y a escribir; lo suficiente para ser semianalfabeto. Como su práctica era efímera, le cansaba leer. Era el final de un tiempo donde el trabajo intelectual era un lujo y muchos se preguntaban para qué servía leer y escribir.

Después de la primera década del s.XX, en concreto de 1910 hasta 1940, ocurrió que «durante estos treinta años, además de elevarse notablemente el porcentaje de alfabetizados, disminuye sensiblemente el volumen total de analfabetos, que había permanecido prácticamente estancado en los cincuenta años anteriores.» [Gabriel_1997*].

El hecho que en ese tiempo había una profesión cuyo nombre era «escribiente» es muy relevante. Su principal labor difiere de la del escritor porque consistía en leer y rellenar formularios para la administración. Algo que solemos hacer más en la actualidad sin necesidad de un tercero, a excepción de algunos casos.

La profesión que ejerció mi abuelo fue la de carrocero como la de mi bisabuelo. En esas fechas ya existían los automóviles, pero muy poca gente se podía permitir el lujo de tener uno (un poco de historia). El taller lo tenía en Tavernes de la Valldigna, su localidad natal, situada entre Cullera y Gandia, en la Comunidad Valenciana.

A lo largo de su vida profesional adquirió la fama de hacer las mejores ruedas del pueblo. Esto lo pudo conseguir debido a un secreto familiar que, gracias a una persona generosa, aprendió cuando era joven. Este es el secreto que desvelaré en este artículo. Pero, como ocurre en un secreto a voces, no resultará novedoso.


Un día de tanto, por la tarde, estaba cerca de la puerta del taller haciendo unas ruedas para un carro nuevo. Tenía hecho el aro exterior y había de distribuir los rayos en la rueda de forma uniforme. En aquella época había siempre demasiado tiempo para hacer las tareas.

Cerca del taller, todas las semanas, un humilde maestro observaba la forma de trabajar de mi abuelo. Esto sucedía hacía la misma hora porque desde allí, enfrente, se cogía el autobús o, como se decía, el coche de linea. Desconozco su destino, pero, si su periodicidad era no más de una semana, sería relativamente cerca.

Mi abuelo sabía que era importante encontrar la distancia entre los rayos. Por ello se tomaba las horas que fuesen necesarias. Ahí reside gran parte de la vida de una rueda y, al contrario que hoy, que se fabrica con una prematura obsolescencia, lo normal era darle, al producto, todos los años de vida posible.

No era difícil que el maestro viese el empeño que ponía en cada rueda. No sé por qué motivo, una tarde, se acercó a hablar con mi abuelo. A partir de ese momento mi abuelo tuvo un cambio. Ya no invertía tanto tiempo en las ruedas. Además, se apartaba de la puerta donde podía aprovechar la luz solar del exterior.

El candoroso y benévolo maestro, le desveló un secreto llamado Pi cuyo valor era 3 14 16. A partir de entonces no tenía la necesidad de estar horas para conseguir el mismo objetivo. Pero, encima, el resultado era mucho más perfecto. Así es, con menos tiempo conseguía mayor calidad. ¡Bendito número Pi!

Para encontrar la distancia idónea entre los n rayos que necesita una rueda, solo debía de hacer unas operaciones aritméticas sencillas: medir el diámetro (2r), multiplicarlo por Pi (3 14 16) y dividirlo entre el número de rayos (2πr/n). Una fórmula básica, pero altamente efectiva.

Pronto su fama saltó a los pueblos vecinos. Así que este secreto le permitía ganar a la competencia y situarse entre los mejores lugares de la admiración popular. Tenía un número mágico para dicho propósito, que, por lo visto, los demás no lo conocían. Lo conservó como un secreto familiar.


Así que pasó del método del tanteo para la colocación de los rayos, a un método matemático. Ello reducía las horas a minutos. Pero, ¿por qué un oficio que se heredaba de padres a hijos no conocía Pi? Si no podían ir a la escuela ¿qué les impedía redescubrir Pi?

Creo que, sin duda, se necesita una forma diferente de pensar para descubrir Pi. Lo contrario, nos llevaría a que sería redescubierto muchas veces incluso sin formación. Me pregunto si Ramanujan, autodidacta que obtuvo muchas formas de calcular Pi, descubrió a Pi por sí mismo.

Demasiadas veces pensamos que hacer nuestra tarea mejor y con menos tiempo es imposible. Sin embargo, la gente que tiene conocimientos en matemáticas sabe que aquellos, que se lo propusieron, encontraron métodos que reducen el tiempo a la vez que mejoran la calidad.

Para razonar de esa forma debemos empezar por creer que es posible encontrar una solución, que se puede avanzar, que lo que necesitamos y lo que queremos se puede lograr… Con otras palabras: dar la oportunidad a la matemática de que haga de la vida un buen recuerdo.

Una vez adoptamos dicha posición se puede recurrir a libros, maestros y profesores. Nos acortarán el tiempo y nos harán el camino más llevadero. Los matemáticos (encuentrelos en RSME) solemos ser generosos en nuestra disciplina. No obstante, no somos perfectos y, al ser uno de ellos, le pido disculpas.

En la actualidad, muchos rechazan las matemáticas y es una lástima que la falta de esperanza les cieguen para encontrar procedimientos más placenteros para realizar su tarea. A ellos, les digo que las matemáticas seguirán ahí, hasta ser aceptadas porque saben que la posición anterior es el paso más difícil.

2 comentarios en «Matemáticas: una forma diferente de pensar»

Los comentarios están cerrados.