Este articulo quiere revindicar el uso de unidades subjetivas cuando no se dispone o es muy costoso el uso de las unidades objetivas. Basta con buscar imágenes relacionadas con medir en nuestro banco de imágenes para darnos cuenta que todas hacen referencia al uso de unidades objetivas. Ello nos demuestra el poco aprecio por las unidades subjetivas. La medición objetiva no es la única manera de medir ni es siempre la mejor opción. ¿Cuantas veces dejamos de lado las matemáticas porque no disponemos de números?¿Cuantas veces se debe al coste ya sea económico, temporal o esfuerzo?
Seguramente, muchos no sabrán que son las unidades subjetivas. El concepto de unidad se explica en asignaturas de ciencias como puede ser física, química, biología u otras. En Internet tenemos muchos sitios como, por ejemplo, este, este o este. Veamos qué es la subjetividad con detenimiento porque parece no encajar con el concepto de unidad que nos enseñaron en clase. Según Wikipedia (Enero – 2018):
Propiedad de las percepciones, argumentos y lenguaje basados en el punto de vista del sujeto, y por tanto influidos por los intereses y deseos particulares del mismo, sin dejar de pensar que las cosas se pueden apreciar desde diferentes tipos de vista.
Según la RAE (Enero – 2018):
Perteneciente o relativo al sujeto, considerado en oposición al mundo externo.
Para mi la subjetividad en la percepción no se ve siempre influenciada por los intereses y deseos del observador. Si coincides conmigo, también estarás de acuerdo en que hay una forma de medir que depende del observador sin que influya su interés particular, pero no excluyo que su estado de ánimo o emocional intervenga. A esta forma de medir es la que nos da las unidades subjetivas. Como ejemplos tenemos a los palmos, los pasos, los dedos, el conteo de segundos por parte del sujeto, etc.
Las unidades anglosajonas han mantenido el nombre a sus unidades, pero han sido estandarizadas. Por lo que no son unidades subjetivas. Se puede ver fácilmente con las pulgadas (referido al dedo pulgar) tiene su equivalencia en centímetros, en concreto, 1 pulgada = 2.54 cm. Por consiguiente, no dependen del observador, son objetivas.
Las subjetivas han sido útiles a lo largo de toda nuestra historia milenaria. La humanidad, con menos conocimientos que en la actualidad, ha obtenido provecho tanto para realizar tareas como para comunicar cómo lo que ha hecho. Sin embargo, hoy en día, se prefieren las unidades objetivas hasta tal punto que nos parece ridículo el uso de las subjetivas. ¡Craso error! Si hubo gente, con unas matemáticas no tan amplias como las actuales, que les servía ¿por qué a nosotros no? ¿Hemos avanzado?
Para mi es muy buena idea empezar con las unidades subjetivas e ir avanzando hasta llegar a las objetivas. Incluso algunas veces es mejor el uso de las subjetivas. Un ejemplo de ello lo tenemos en la familia. Nuestras abuelas y abuelos no paran de utilizarlas. Si han llegado a esa edad, sus técnicas deben ser apreciadas. No debemos concluir, tan vanamente, que lo moderno es mejor solo por el hecho de ser diferente ni que lo dicho por un experto supera nuestros filtros. Como buenos científicos, cabe preguntarse: ¿es cierto que es mejor?¿por qué?¿el criterio usado (el que nos permite decidir que tipo de unidad es más apropiada) es mejor que el filtro del paso de los años?
A continuación, voy a poner un ejemplo en el que se verá que las unidades subjetivas son mejores. Este es el caso de la cocina. A pesar de que se está poniendo de moda una cocina molecular (ver qué es aquí) y/o la que lo mide todo con precisión, no me desdigo de lo dicho. Mi principal argumento es que no queremos precisión en la comida, pero sí buen sabor y cierto factor sorpresa. Si, además, el mismo plato tiene sus diferencias de unas veces a otras propicia un incremento de la atención dirigida a nuestros sentidos; también fomenta otras virtudes cognitivas (memoria, capacidad para diferenciar, etc.) relacionadas con el sabor, los aromas y las texturas.
En los supermercados podemos encontrar una cocina industrial. Esta también es exigente en la precisión de sus mediciones, como resultado nos dan un sin fin de alimentos vacíos de pequeñas variaciones la cuales causan pequeñas sorpresas de una vez a otra. Por ejemplo, compré varias veces unas lentejas cuya publicidad se basa en ser mejores que las tradicionales. Puede que sea así, sin embargo no encontré diferencias en el sabor entre varias raciones (con una diferencia temporal de una semana a otra). Además, me di cuenta que tiene los mismos trozos de chorizo y de otros alimentos. A la vista de ello, tuve la tentación de contar las lentejas, pero no lo hice. Seguro que las lentejas de un bote a otro pesan lo mismo. Conclusión ¡la fotocopiadora no realiza mejor sus réplicas!
En la familia, como ya he comentado, gracias a las abuelas, aún tenemos la oportunidad de disfrutar de la cocina tradicional –también gracias a muchas madres– . Recuerdo que solía decirle a mi abuela que la paella de tal fecha estaba mejor o que con la de hoy había superado el récord. Eso se ha terminado con la «cocina de precisión». Sin embargo, no tiene porqué continuar así. Podemos hacer uso de las unidades subjetivas y seguir teniendo ese pequeño factor sorpresa.
Para finalizar, un último apunte. Las máquinas pueden simular el uso de las unidades subjetivas a través del uso de las probabilidades y la estadística. Un puñado humano tiene una cabida media con una variabilidad calculable y predecible. Ello permite generar valores aleatorios según esa media y esa varianza las cuales darán lugar a tener ese control que tanto gusta a los empresarios y a la vez ofrecer dicho efecto sorpresa. Cuando esto se ponga en marcha, los robots estarán compitiendo con (contra) nosotros literalmente. De ahí, la idoneidad de las unidades subjetivas. Te aconsejo que no temas a usar las unidades subjetivas; siempre mejor que sin unidades. ¡Reaceptémolas!