El tiempo, quizás, sea ilimitado, pero nuestra vida es acotada. El universo, tal vez, sea infinito, pero nuestro sistema solar, no. Una recta no termina nunca, pero su representación, sí. Numerar un segmento es, entonces, dar nombre a cada instante vital de un ser vivo, también es el principio para «dar vida» a objetos matemáticos acotados. ¿Por qué no partir de una numeración que tenga un inicio y un fin? Los números de Amparo que quiero definir en esta obra son el principio para lograr más de una numeración plausible de lo limitado sin necesidad de recurrir a los espacios matemáticos infinitos
La historia de la ciencia está llena de evidencias que escaparon a la percepción de la humanidad entera; incluso algunas de ellas fueron negadas. Algo tan básico como lavarse las manos, redujo la tasa de mortalidad en los partos en 1854. Para conseguirlo se tuvo que decir, se tuvo que demostrar y la misma sociedad científica tuvo que aceptar que un hecho tan insignificante fuese la respuesta a tales tragedias. Reside en el trabajo del científico y de la comunidad científica dar a la luz tales hechos para que sean aceptados y bien interpretados. No obstante, espero que este trabajo sea aceptado a pesar de su sencillez.