Debido a unas secuelas que mantengo des del pasado, uno de mis propósitos antes de iniciar este proyecto era dedicar un tiempo al mantenimiento de mis conocimientos. Para ello debía modelar un ente real. Decidí que ese modelo estuviese relacionado, aunque fuese remotamente, con una ayuda a la desaparición de las secuelas. Esa ayuda pasa por la medicina, en concreto por las células madre.
Estas células están fuertemente relacionadas con el ADN, el cual tiene cierta similitud, o parecido, con el color*. En un principio, vi que codificar los colores, u obtener un sistema de numeración de ellos, sería un problema más sencillo que descodificar el genoma humano1. Dicho en otras palabras, el modelo matemático del color nos sugeriría algunas ideas para entender el genoma humano. Así que, empecé.
Al cabo de un tiempo, recordé que mi proyecto anterior estaba relacionado con mejorar la ecología de este mundo. En realidad, era mejorar la supervivencia de la humanidad aprendiendo a convivir con nuestro entorno natural. Ello me paralizó durante unos meses.
Seguir con la búsqueda de una ayuda de las matemáticas a una solución que pusiese fin a mis secuelas, me pareció egoísta comparado con el propósito anterior. No obstante, si entendemos mejor el funcionamiento del ADN también aprenderemos a convivir en armonía con la naturaleza o con nuestros vecinos de planeta, los demás seres vivos. Así superé esa pequeña «crisis».
Creo que somos inteligentes para exportar la vida a otro planeta. Esta creencia me permite seguir adelante con el tema del color. En esta entrega, que se ha retrasado varios meses, os ofrezco unos razonamientos que me llevan a relacionar el ADN con las formas. Dado que el ADN está relacionado con el color, puede que la forma se pueda codificar de la misma forma que el color.
1Cuando hablo de descodificar el genoma me refiero a conocer de forma exhaustiva el genoma. Es decir, conocer todos los genes, su función y su interacción con los genes de otro ser vivo.