Conclusiones de la tercera entrega

Actualizada el

El color* puede ser un inicio para llegar a una geometría y un álgebra de la biología. Estas dos nos sería de gran ayuda para exportar la vida a otro planeta. Ya que no basta con crear vida en otro lugar, debe cumplir unas exigencias necesarias. La primera es: la nueva forma de vida no puede poner en peligro las ya presentes en el universo o ambas no deben entrar nunca en conflicto.

Por ello, nuestra misión de garantizar la vida, exportándola a otro lugar del firmamento, debe cumplir que la «naturaleza hija» resultante, no entre en conflicto con la vida terrestre. Para conseguir este requisito se necesita una matemática que permita a los biólogos predecir que tipo de vida se creará. Los matemáticos debemos ayudar en esa tarea.

Si conseguimos identificar cada ser vivo en un ente numérico, como con los colores, seríamos capaces de hacer ciertas predicciones respecto los descendentes. Por ejemplo, en un espacio vectorial, sabemos todas las posibilidades que pueden ocurrir dados unos elementos suyos, ya que estos crean un subespacio vectorial.

En el mundo de los colores podemos predecir cuales serán todos los colores que saldrán a partir de cualquier grupo de ellos, si los combinamos entre sí una y otra vez. ¿Por qué no pensar que en el mundo de los seres vivos también se puede hacer? Como siempre hay diferencias que respetar y dificultades ha superar. Pero ¿por qué no intentarlo?

He llegado, finalmente, a exponer la necesidad de un concepto nuevo de número que nos permita describir el mundo de los colores. Esta necesidad y, guiado por mi intuición, me lleva a pensar en el número segmentario. De momento puede ser expresado por una pareja numérica, pero quizás más adelante se llegue a uno sólo. Quedan todos invitados a los retos propuestos.

2 comentarios en «Conclusiones de la tercera entrega»

Deja un comentario