Derecho al reconocimiento

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Hoy en día vemos el reconocimiento como un premio más que una necesidad o un derecho. Creemos que podemos vivir sin el y, por tanto, es algo accesorio. Pero esta lógica o razonamiento es, para mí, errónea.

En primer lugar, reflexionaremos sobre el derecho a la libertad que, si bien hoy es indudable, algo ocurría en el pasado. En segundo lugar, veremos cómo el agradecer es reconocer y finalmente, trataremos el tema de la necesidad de que nuestro trabajo sea reconocido.

La libertad

La libertad no ha sido un derecho de toda la vida sino que ha sido forjado por una sociedad por una parte marginada y por otra parte esclavizadora. Viendo cómo somos hoy, no es difícil pensar que tal vez en aquellos años, cuando la esclavitud era la norma, se considerase a la libertad como algo accesorio, ya que se vivía sin ella.

Sin embargo, a día de hoy es impensable creer que se puede vivir sin libertad. Si así lo creemos es debido al esfuerzo que el pueblo entero ha hecho por ambas partes. Unos espabilaron y vieron que se necesita libertad para vivir y ser. Otros abrieron sus corazones y su valor para ver que se puede vivir sin esclavos.

Finalmente podemos concluir, por experiencia, que un pueblo o una sociedad libre no es más dulce, ya que debes tolerar cosas que no te gustan. Un pueblo libre es una sociedad donde existir. En mí opinión, la libertad da al pueblo una mayor cohesión y, visto así, su resiliencia se ve mejorada. Ello nos lleva a ver que todas las personas pertenecientes aumentarán su calidad y esperanza de vida.

El agradecimiento como reconocimiento

El agradecimiento, desde el decir gracias hasta dar algo material, es una forma de reconocer el trabajo ajeno. Al dar las gracias estamos diciendo que nos ha sido útil lo recibido. Agradecer va más allá del formalismo; se trata de un acto social que une a las personas.

Mi experiencia me dice que dar las gracias es placentero porque primero se ha producido una recepción beneficiosa y luego, al darlas, liberas esa buena gente que llevas dentro. También es cierto que a veces nos dan algo que no nos sirve, debemos en ese caso seguir reconociendo el esfuerzo ajeno aunque no sea dando las gracias. Un «Buen trabajo» será útil.

Fijemosnos en el mundo del arte del ballet, de la música, del teatro, etc. Es un mundo donde el aplauso es un reconocimiento a su trabajo que si no se produce, el salario tiene un sabor agridulce. El o la artista persiguen un bien en ti y quieren un poco de realimentación para aprender y, en la próxima ocasión, seguir con el reto.

El reconocimiento como necesidad

Algunos gladiadores lucharon para que seamos libres cuando probablemente los esclavos pensaban que la libertad era un lujo accesorio. Así lo pienso, ya que sólo así entiendo cómo con tan pocos recursos, tuvieron tantos esclavos sin rebelarse. Por lo que he visto y leído –sin ser experto en esto– creo que el despertar de la gente de color esclavizada pasó primero por reconocer la libertad como una necesidad digna de ser deseada.

Muchas veces veo que el reconocimiento es ridiculizado usando la expresión «la palmadita en la espalda»; gesto que divierte al débil y que el fuerte prescinde. Otras veces es exclusivo de competiciones y de concursos. Un grave error para la sociedad en sí misma porque debilita a quien no da y a quien no recibe.

Todos y todas vivimos por y para la sociedad. Por ello, necesitamos ver cómo influyen nuestros actos, necesitamos ser parte del total y necesitamos aliento para seguir. Las necesidades deben de ser reconocidas como derechos y estos ni se sortean ni se ponen en ridículo. Los derechos se garantizan por toda la sociedad y ella misma es la beneficiada en un plazo más corto de lo esperado.


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