La nueva luz

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Al salir de la caverna nos inundarán los temores; es natural. Al salir, nos sentiremos indefensos; es así. A la vez, nos daremos cuenta de que estamos ante un mundo desconocido, hay una luz diferente; es el nuevo inicio.

Cuando salgamos de la cueva, deberemos celebrar nuestra victoria y reconocer nuestro nuevo límite. Habremos tocado techo ya que solo las nuevas generaciones, que así lo deseen, podrán ir más allá de la caverna. Mientras, nuestra generación ha de mantenerse un pie dentro y otro fuera porque no sabemos convivir en ese nuevo mundo que, si bien es preferible, tiene sus peligros, pequeños o grandes, pero que aún no sabemos afrontar.

La misión no habrá terminado; es camino para varias generaciones. Mientras entremos y salgamos de la cueva deberemos aprender cómo es el mundo de fuera porque las sombras silenciaron todo conocimiento. Empieza así una nueva fase. También deberemos aprender a que las próximas generaciones pueden elegir libremente y muy a nuestro pesar volver al lugar de las hogueras eclipsantes.

Creemos en una educación que libere a la persona y a su espíritu. Estaremos preparados para despertarles pues hemos llegado lejos. Desde el interior nos insultarán diciendo que hemos sido expulsados; no se pueden permitir una derrota. La meta cambiará para nosotros. Ya no será mejorar nuestra vida, ya no es buscar un mundo más justo; estamos en él. Los dolores para los que estábamos preparados y acostumbrados mutarán.

Al salir de la caverna deberemos parar y empezar con otros objetivos que, si bien encajan en la misión, nos dan tareas diferentes.

Fin

Comentario

Este texto se inspira con observaciones hechas al racismo y al feminismo partiendo del prisma del Mito de la caverna en “La república. Libro VII”, Platón.

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