Teresa Sala logró destacar en su trabajo a pesar del machismo del momento. Jubilada ya, deja en la memoria del Hospital La Fe (Valencia) su pequeño y valioso fruto por las libertades y derechos que hoy en día disfrutamos. Pero sobre todo se la recuerda por ser médico y llegar a ser jefe clínico de Patología Digestiva y jefe de la Unidad de Endoscopias.
Me parece un ejemplo a conocer para seguir con la batalla del feminismo sin dejar de lado la actividad laboral. De ese modo celebraré estas fechas. Esta entrevista nos servirá para conocerla un poco y saber qué pasos ha seguido. ¿Qué entenderá por feminismo? ¿Qué hizo cuando se topó con el machismo? ¿Qué consejos dará a las y los jóvenes de hoy?
Antes que nada, veamos en qué consiguió destacar a pesar del machismo de la época. Fue la primera en defender una tesis “cum laude” sobre la técnica de la endoscopia biliar y del páncreas, además de la primera en ser defendida en La Fe. Más adelante, formó parte del panel de asesores de la Dirección General de Salud Pública de la Conselleria de Sanitat. Entre tanto escribe 54 artículos en revistas médicas de ámbito nacional y 15 de ámbito internacional, también participa en 38 libros y casi 300 ponencias y comunicaciones en congresos. Sin olvidar, que es madre y abuela.
Entrevista
Alejandro: Buenos días, Teresa. Empezaremos con una pregunta genérica. ¿Qué es para ti el feminismo?
Teresa: Pues para mí el feminismo es un movimiento que empezó de manera más importante en el siglo XIX cuando las mujeres, sobre todo en el Reino Unido, reivindicaban el derecho al voto. Después el feminismo creció y se universalizó con la lucha de las mujeres por los derechos en todos los campos y en todos los ámbitos. Las mujeres han estado siempre relegadas a trabajos de menor cualificación y esa lucha por conseguir la igualdad, que para mí es el concepto fundamental, igualdad, igualdad de derechos e igualdad de oportunidades. Para mí eso es el feminismo.
Por supuesto, el respeto entre ambos géneros para que no haya acoso a la mujer, ni de palabra ni de hecho. Para que no se la penalice a la mujer por su manera de vestir. Por ejemplo, las mujeres deben de tener libertad, como los hombres, para vestir como quieran, para salir a la calle a la hora que quieran y para elegir si quieren o no quieren mantener relaciones con otra persona. Eso digamos que sería para mí a grandes rasgos el feminismo.
Alejandro: Muchas gracias. En anterioridad ¿tuviste que pedir permiso a un hombre para hacer algo que necesitabas?
Teresa: Sí, sí. Ya lo creo. No tuve ningún problema en la elección, por ejemplo, de mis estudios en la Universidad. Elegí medicina con el beneplácito y el apoyo total de mis padres.
Pero, por ejemplo, para poder comprar un piso. Aunque era yo la que tenía mayores ingresos en ese momento, mi marido tuvo que firmarme una autorización para comprar un piso. Un piso que financiaba mayoritariamente yo por las circunstancias que teníamos, no por otra razón.
O, por ejemplo, también quise comprarme un coche. La bancaria era una mujer, pero no le bastó con mis nóminas que demostraban que yo estaba capacitada para pagar el préstamo hipotecario. Tenía que aportar las nóminas de mi marido, a lo que me negué. Le dije que ni hablar, o me vendía el coche así o lo pagaba en efectivo.
Alejandro: ¿Y aceptó?
Teresa: Bueno, en aquel momento no porque se vio muy presionada, pero luego reflexionó y me llamó por la noche avergonzada de la actitud que había tenido.
Para poner a los hijos en mi pasaporte, las mujeres no podíamos tomar decisiones de ese tipo. No estamos hablando de la prehistoria, sino del año 91, por ejemplo, aún no podía una mujer comprar un piso sin el permiso de su marido.
Alejandro: En la antigüedad la mujer tenía prohibido el acceso al mundo académico hasta que llega un momento que se abre para aceptar a las mujeres en sus aulas, pero cuéntanos si las chicas tenían las mismas oportunidades que los chicos en tu época como estudiante.
Teresa: En mi época, no es que hubiera una prohibición para que la mujer accediera al mundo académico. Lo que sucedía es que no había concienciación. Las familias pensaban que una mujer con saber las 4 operaciones básicas y saber leer y escribir era suficiente para el matrimonio. En mi casa, no había recursos económicos, pero mis padres tenían muy claro que sus hijos debían de tener mejores opciones de las que ellos no pudieron disfrutar.
En la Universidad había muy pocas mujeres y la mayoría se inclinaban por estudios de letras. En mi carrera, mi promoción, éramos 23 chicas frente a más de 200 chicos. Afortunadamente las cosas han ido cambiando. La mujer no pensaba en una ingeniería, o pensaba en hacerse piloto o en ser matemática, pero no porque la legislación lo impidiera.
Luego, dentro del mundo laboral sí que había muchísimas limitaciones. Eso era obvio. Las mujeres teníamos que demostrar cada día que éramos igual, al menos igual que los hombres. Había que trabajar más, había que estudiar más, había que esforzarse más… Para poder demostrar esa igualdad que yo ahora defiendo tan abiertamente, pero que entonces era difícil de alcanzar y de conseguir.
Alejandro: Sería interesante saber cuántas mujeres había, en ese momento, al empezar la carrera laboral y al terminarla.
Teresa: Concretamente medicina es uno de los estudios que más se ha feminizado. Cuando yo entré en el programa MIR, en el departamento de Medicina Interna éramos 3 mujeres. Progresivamente, las mujeres fueron accediendo a los estudios de medicina y especialidades que parecían en mi época exclusivas de los hombres, por ejemplo, traumatología, urología, neurocirugía…
Eso fue cambiando y hoy es muy frecuente que, en un quirófano, que hay muchas especialidades, sean todas mujeres. Ahora en mi servicio de digestivo hay muy pocos hombres. La mayoría son mujeres.
Alejandro: También se habla de techo de cristal, podrías decirnos ¿qué es?
Teresa: El techo de cristal es una manera de querer representar lo que pueden ser los límites de una mujer en su carrera profesional. En el puesto directivo es donde empiezan las dificultades y los límites. Como un techo de cristal, es decir, a partir de ahí tú ya no puedes seguir, tú ya has llegado y ahí te tienes que conformar.
En España hay tan pocas mujeres en puestos directivos o de alta responsabilidad todavía porque son puestos en los que no solamente los hombres han puesto todas las dificultades del mundo, sino que la misma mujer se ha autolimitado en sus aspiraciones. Es muy difícil conciliar la vida familiar con la vida laboral.
La vida familiar es la que más está costando de conciliar entre ambos, entre el padre y la madre. Ella misma se autolimita y dice, bueno, pues yo ya estoy bien aquí, porque para alcanzar ese otro puesto tengo que renunciar a estar en mi casa, con mis hijos. Ella misma es la que se limita. Pero en general los hombres no dan facilidades para que una mujer alcance puestos de responsabilidad y si no, pues piénsenlo en el mundo de la banca, que yo sepa solamente hay 3 mujeres de la alta dirección.
Alejandro: ¿Qué sueles hacer cuando ves a un varón que quebranta un poco la idea del feminismo, en derechos ya conseguidos y en derechos por conseguir?
Teresa: Bueno, yo creo que eso es un problema de educación. Lo que hay que hacer es educar a los niños desde pequeños para la igualdad entre su papá y su mamá. Nosotros debemos enseñar a los niños, en el colegio y en casa, que se asuman las mismas tareas como debe ser en el padre y en la madre. Que no cabe ni el acoso ni el maltrato ni los celos ni los reproches ni los controles.
Si se ve alguna actitud que no sea adecuada, hay que llamarles la atención y hay que denunciarlo. No hay que inhibirse. Si una persona está viendo o escuchando gritos, insultos, golpes… hay que denunciar inmediatamente, pero inmediatamente. Ese afán de posesión del hombre hacia la mujer es intolerable, la mujer no es de nadie, es de ella misma.
Alejandro: ¿Y qué dirías a los jóvenes de hoy? ¿Qué les dirías para que continúe en esta lucha con éxito?
Teresa: Bueno, pues, yo tengo 3 nietas que ya son unas jovencitas y les diría que se comporten con respeto hacia sí mismas en el sentido de que no se dejen avasallar, no se dejen manipular. Pero que ellas también sean respetuosas con ellos.
Yo creo que hay que tener mucho respeto entre unos y otros. Cuidar mucho las relaciones en las redes para que esa adolescente que está en plenitud de su belleza no se exponga en las redes como un objeto erótico o publicitario. A mí me duele muchísimo que sigan publicitando coches con una mujer espectacular como si eso formara parte de la virilidad de un hombre. A mí eso me repugna.
Las jovencitas no son conscientes de que deben de empezar por el respeto hacia ellas mismas. No utilizar las redes sociales para mostrarse. Pueden poner todas las fotografías que quieran, pero siempre respetándose a ellas mismas para no dar pie a que se interprete que ellas son objetos sexuales. Que tengan libertad de acción, que hagan lo que ellas quieren hacer, no lo que les puede obligar su novio o su amigo. Pero el respeto, el respeto es fundamental entre primero hacia sí mismos y después hacia los otros.
Alejandro: Eso va más encaminado a ellas, ¿y a ellos qué?
Teresa: A ellos lo mismo, exactamente lo mismo, respeto. Respeto hacia ellos mismos para calibrar quienes son y que tienen un entorno de madre, de hermanas y de su abuela.
Alejandro: Muy bien Teresa –dentro de mi aplaudía y me quitaba ese sombrero heredado de caballero y lo pintaba de morado impresionado por su demostración de trato igualitario– Para terminar, darte la oportunidad de decir aquello que te gustaría contar y no te he preguntado, una cosa que quieras contar al mundo y que no sepan…
Teresa: No, yo tengo poco que enseñar al mundo lo que sí que me siento satisfecha conmigo misma respecto a que he tenido la inquietud de entrar en la Universidad, de estudiar una carrera universitaria, de intentar compatibilizar mis aspiraciones profesionales con la familia. Con renuncias, claro que he hecho renuncias, bastantes, pero bueno, eso ha sido mi decisión.
He tenido también suerte de vivir en un momento histórico. Considero que ha sido un privilegio para ver, es decir, yo he vivido la dictadura, la sufrí en el hospital porque fui represaliada en la transición entre la dictadura y la democracia. Pero poder vivir el nacimiento de una nueva forma de vida, la democracia, la libertad, pues eso me permitió a mí crecer personalmente.
He tenido la oportunidad de viajar al extranjero para formarme en determinados aspectos muy concretos de mi quehacer diario. Eso me permitía y me permitió ampliar mi punto de vista y conocer a gente con otras perspectivas, con otras maneras de pensar, con otras maneras de vivir, con otras maneras de trabajar. Tuve la oportunidad de estar unas temporadas en Francia, en Alemania y en Bélgica, y eso formaba parte de mi formación profesional. Me permitió tener quizás más amplitud de miras y creo que ha sido un privilegio.
Y bueno, ahora ya estoy jubilada. Un cambio radical, pero me resulta satisfactorio: me gusta la lectura, el cine, pasear por este pueblo tan bonito que tenemos y ver los naranjos y el mar. Estoy bien, estoy bien conmigo misma.
Mi lectura
Teresa Sala nos deja claro que el feminismo es algo justo y bueno. Por ello debemos conseguir cambiar las raíces machistas de la sociedad. Pero ¿cómo conseguirlo? Para ello se requiere de la educación. Pero, además, leyendo entre líneas se puede intuir que no se trata de doblegar a la sociedad. Tampoco se trata de imponer una forma de ser, sino de ser tú misma o tú mismo y no dejarse doblegar. Así avanzó en su carrera y así aportó su granito de arena al feminismo.
También cabe resaltar que tuvo que destacar a pesar del machismo, para demostrar que las mujeres son tan válidas como los hombres en el puesto de trabajo. Por ello es necesario que nadie se autolimite en su afán de crecer.
Teresa Sala, se respetó así misma, fue ella y el mundo ha ido cambiando. No digo que sea por su causa, pero tal vez ahí esté la clave. Si todos y todas nos respetamos a nivel personal y unos con otras y viceversa, el paso por la vida será más agradable. Coincido con ella cuando hace hincapié en el respeto y la igualdad; no se puede negar.
A continuación, puedes dejar tu lectura en los comentarios. Eres libre de interpretar las palabras y las ideas que se han comentado. No dudes en ser tú.
Una gran entrevista.
Una gran lectura. Gracias a los dos por compartir una charla tan interesante
A ti, Cristina.
Un camino lleno de lucha, y con la satisfacción de haber marcado un antes y un después, en el mundo de la mujer.
Gracias por reivindicar el papel de la mujer en la sociedad.
Bienvenida Alejandra. Gracias por tu comentario.
He tenido la suerte de ser colega y amiga de Teresa. Sin adulaciones: gran profesional, gran persona. Comparto sus manifestaciones en esta entrevista. Hay que inculcar en la educación la autoestima y el respeto a todos/as. Al mismo tiempo reivindicar la igualdad y plenitud de derechos para las mujeres
Bienvenida María. Totalmente de acuerdo.
Teresa como persona y mujer ha conseguido ser congruente con ella misma y con sus principios siempre defensores de la Justicia Social y de la igualdad de derechos y deberes entre mujeres y hombres. Aporta su capacidad y tenacidad , su actitud firme pero a la vez humana y reflexiva , con una sola cara , dispuesta siempre a dar la mano a quien le pide ayuda. Su triunfo personal supera ampliamente a su extraordinario currículum profesional . En ella veo a una gran amiga y a una gran mujer.
Bienvenido Eduardo.
Unas palabras muy agradables.