Tres modos de visión: fotópico, mesópico y escotópico

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La visión del color de las personas depende fuertemente de la cantidad de luz que reciba el ojo. Según dicha cantidad tenemos tres modos de visión que son: escotópico, fotópico y mesópico. Veamos, a continuación, a qué se debe esto más unos detalles.

La retina del ojo está formada por células en forma de cono o de bastón (cilindros delgados); curiosamente dos formas básicas de la matemática. Aunque en un principio su geometría no influye en su labor, sí que tienen propiedades distintas: los bastones solo distinguen la luz de la oscuridad y los conos distinguen el rojo, verde y azul, debido a que tiene tres subtipos.

Los dos tipos de células anteriores son los causantes de los tres tipos de visión. Así los bastones son los únicos que perciben algo cuando hay poca luz, aunque solo veremos claros/oscuros. Esta es la razón de que en la oscuridad no percibimos colores. A este modo de visión lo llamamos escotópico.

En cambio, cuando actúan los conos somos capaces de apreciar los colores de la luz. Esto sucede cuando, por ejemplo, hay mucha luz. A este tipo de visión lo llamamos fotópico. En este momento los bastones, que también reciben luz, están totalmente saturados y permanecen emblanquecidos, es decir, todo es claro según ellos.

Existe un tercer modo de visión todavía. Este se llama mesópico y se da cuando los bastones no están totalmente emblanquecidos y lo conos reciben luz. En ese momento percibimos el exterior “medio oscuro” y somos capaces de distinguir colores más allá del blanco y negro.

Muchos clasifican la visión en dos tipos: diurna y nocturna. Ello da lugar a una reducción excesiva de lo que ocurre y nos lleva a cometer errores. Un error a evitar es decir que la nocturna corresponde a los bastones y la diurna a los conos. Te recomiendo utilizar los modos de visión que he expuesto cuando quieras precisar.

Nota: La imagen que encabeza esta entrada es solo una representación intuitiva.

La parte matemática

A continuación, una vez he hecho la descripción con palabras y de forma intuitiva voy a enriquecerla con matemáticas. Para ello, recurriré a la Física y, de ese modo, a través de las mediciones incluiré a los números.

La física actual identifica los colores-luz como una longitud de onda que va muy relacionada con su frecuencia. Esta variable, la longitud, tiene un valor mínimo de 380 nanómetros (1mm = 1000000 nm.) y 780 nm. apróximadamente. Fuera de ese rango el ojo permanece pasivo y, en principio, no envía ninguna información al cerebro.

Se considera que hay poca luz cuando la señal lumínica es infererior a 10⁻³ cd/m². La candela, cd, es una unidades para medir la intensidad luminosa de la luz percibida. La suele usar la fotometría. Así pues, el modo de visión escotópico se da mientras la luz no supere la cifra de 0,001cd/m².

Se considera que hay mucha luz cuando esta supera 1cd/m². En ese caso es cuando decimos que estamos en modo de visión fotópico. Finalmente, el modo de visión mesópico se da cuando la intensidad luminosa pertenece al intervalo [10⁻³, 1] cd/m². Estas son las cifras más relevantes.

También sería interesante saber los umbrales de visión tanto el inferior como el superior. Estos umbrales dependen de la longitud de onda y del tiempo de exposición o tiempo que estamos mirando una misma luz. El umbral superior se dice que está entre 10⁶ y 10⁹ genéricamente [Lozano_1978, pág. 59]. Mientras que el nivel inferior es de 50-150 cuantos de energía para producir una sensación visual [Lozano_1978, pág. 55].

La aportación filosófica

Los filósofos suelen buscar diferencias cualitativas, pero sin menospreciar las diferencias cuantitativas. No obstante, después de las clases de filosofía del bachillerato a uno se le queda la sensación que una diferencia o bien es cualitativa o bien es cuantitativa. Los bastones y los conos nos permiten relacionar una diferencia cuantitativa como es la intensidad de luz por metro cuadrado con la diferencias cualitativas que son los tres modos de visión. O dicho de otra forma, los tres modos de visión tan diferentes cualitativamente, se deben a diferencias cuantitativas.

No todo es cuantificable ni cualificable, pero de momento no conocemos los límites porque no los vemos. Además, la experiencia nos dice que, cuando conseguimos cuantificar y encontrar diferencias cualitativas, todo se hace más sencillo. Lo que nos permite movernos con mejor soltura en esta enigmática realidad.


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